No hay nada mas doloroso que perder a un ser querido, es una sensación desgarradora que te parte el corazón. Incluso hasta con los animales que son seres vivos y pueden crear grandes sentimientos en nosotros.. ¿Cuantas personas no dicen que su mejor amigo es un perro, o un gato o cualquier mascota? son tan buenos amigos que pueden percibir cuando tu estas triste y de una u otra forma logran sacarte una sonrisa.. ¿Y a quien no le gusta llegar a casa y que su perro lo reciba con alegría? ¿O saber que cuenta con su mejor amigo en todo momento y que siempre esta a su lado?
Esto le paso a Lauren Fern Watt, cuando recibió la dolorosa noticia de que su compañera de vida, Gizelle, padecía una enfermedad mortal: Cáncer en los huesos. Pero a pesar de estar en este inimaginable dolor, Lauren decidió hacer algo maravillosamente hermoso, hizo una lista de cosas realmente divertidas para que su compañera tuviera la ultima gran aventura de su vida.. y así fue.
Comenzando en el Central Park en New York, estas mejores amigas disfrutaron de un paseo en tranquilo en canoa, rindiendo homenaje a una de sus películas favoritas: La Sirenita. Naturalmente, le tomó un poco de trabajo lograr conseguir que esta pequeña subiera algo asustada a la barca tambaleante.
Los neoyorquinos suelen evitar las bulliciosas multitudes del Times Square, pero Lauren sabía que era un hito importante. Así que ella y Gizelle llegaron temprano en la mañana y se situaron en los “Crossroads of the World”.
Entonces salieron de la ocupada ciudad por el simple placer de comerse un helado en un muelle, viendo perezosamente como los barcos pasaban.
Lo siguiente fue un viaje a Maine en busca de la cena con langosta perfecta. Después de comprar los dos más grandes crustáceos que pudieron encontrar, Lauren los dejó en el suelo con Gizelle, la cual los “olió como si fueran sus amigos perrunos.”
A Gizelle le encantaba viajar en los coches, por lo que se embarcó en un paseo sólo para chicas. Una gira de cuatro días con la amiga de Lauren a lo largo de la costa de Nueva Inglaterra.
Como muchos perros grandes, Gizelle no siempre era consciente de su peso. Pero Lauren siempre estaba feliz de pasar horas abrazada con su amiga acurrucada en su regazo, con derramamiento de babas incluidos.
Pasaron todo un día viendo a la gente en el Washington Square Park –el centro de Nueva York–, e interactuando con los residentes bastante extravagantes de la ciudad: escuchando a un hombre cantando con una guitarra fuera de tono, charlando con un hombre con la cara de un pez tatuada, y viendo a la mujer con el kimono rojo que estaba alimentando a las palomas.
Gizelle generalmente actuaba como “la compañera de conquista de Lauren” mientras estuvieron en la ciudad, por lo que Lauren le devolvió el favor llevándola a un fiesta para perros con varios perros solteros disponibles.
Cuando el apetito de Gizelle empezó a aumentar nuevamente (y el Lauren también), tomaron un viaje a la costa de Maine para visitar un lugar llamado “Buñuelos de Congdon” algo demasiado bueno para que sus papilas gustativas se pudieran negar.
Sabiendo que esta sería la última Navidad de Gizelle, Lauren estuvo encantada de tropezar con estos dulces ayudantes de Papá Noel y pasarles la lista de deseos de Gizelle.
Lauren les dijo que Gizelle se iría antes de Navidad, pero cuando llegó enero, los dos se aventuraron de nuevo a Maine para sentarse en la playa mientras nevaba.
Gizelle murió al día siguiente.
Su último día juntas en la playa abandonada, le dio a Lauren el consuelo que necesitaba para aceptar la pérdida de su mejor amiga. Esta gran aventura pudo haber terminado, pero Lauren continuará celebrando la memoria de Gizelle el resto de su vida.